
Para muchos, la intuición es cuento de hadas. Hay quienes creen que confiar en ella es retroceder a la época de Agripa en la que la alquimia ambicionaba transformar el hierro en oro. Y no es para menos. Si ahora existen metodologías comprobadas científicamente para todo, hablar de intuición parece fuera de lugar por donde quiera que se le vea.
Sucede pues que la intuición se considera completamente ajena de la razón y se liga siempre al “feeling” y a las percepciones empíricas, no obstante, la intuición surge de la experiencia. Es este factor el que permite que quien la cultiva pueda detectar patrones y ahorrar tiempo en el análisis duro. Razones para confiar en la intuición hay muchas, particularmente, cuando hablamos de negocios. Y a continuación te mostraremos algunas de las principales.
Permite sacar jugo a cada análisis realizado
Utilizar la intuición no quiere decir prescindir de los razonamientos, sino tener la habilidad de crear una especie de banco de datos con ayuda de los análisis previos que evite que uno tenga que darle vueltas y vueltas a un asunto para predecir un posible resultado o elegir una opción. Desarrollar la intuición requiere, por ende, crear un acervo mental de datos generales y tener conocimiento de causa.
Revela procesos desconocidos
El hecho de desarrollar la intuición también permite a las personas hacerse de una perspectiva amplia de lo que sucede cuando debemos tomar decisiones. En este proceso ocurren múltiples operaciones mentales que influyen en las elecciones que se realizan y, naturalmente, en los resultados que se obtienen. Las personas con intuición conocen estos procesos, lo cual, les permite tener control de ellos sin necesidad de basarse en cálculos o en estadísticas.
Enseña a leer entre líneas
Aunque parece contradictorio, al desarrollar la intuición, las personas aprenden a no confiar sólo en sus percepciones, que a menudo, engañan. Todas las ciencias físicas que requieren de experimentación tienen en cuenta esto, y por ello, advierten con seriedad sobre el llamado error de paralaje y sus consecuencias.
Ese tipo de error es el que hace que al medir una sustancia acuosa en una probeta, uno crea agregar una cantidad determinada confiando en que nuestros ojos ven cómo el líquido alcanza justo el nivel de la línea de magnitud que nos interesa, sin prever que por la perspectiva, la sustancia en realidad se encuentra muy por debajo. La intuición permite tener una visión mucho más amplia de los fenómenos físicos y mentales que evita que seamos vulnerables a los juegos de la percepción. Esto facilita la emisión de fallos sólidos y el emprendimiento de acciones precisas.
Si te interesa que los equipos de trabajo de tu empresa tomen mejores decisiones en menos tiempo y con menos esfuerzo, inscríbelos en el workshop “La decisión intuitiva” de The Magic Factory, con el que podrán desarrollar la intuición y aplicarla a los procesos inherentes a cada una de las operaciones de tu negocio. Esto equivaldrá a tener un tercer ojo cgracias al que no habrá más pasos en falso.